domingo, 21 de junio de 2009

Carta a los estudiantes escrita por trabajadores atenienses

La mayoría de nosotros aún no nos hemos quedado calvos ni nos ha salido barriga. Somos parte del movimiento de 1990-91. Habéis tenido que oír hablar de aquello. En aquel entonces, cuando habíamos ocupado nuestras escuelas durante 30-35 días, los fascistas mataron a un profesor porque fue más allá de su rol natural (el de ser nuestro guardián) y cruzó la línea hacia el lado opuesto: vino con nosotros, a nuestra lucha. Entonces, hasta el más duro de nosotros fue a la calle a los disturbios. Sin embargo, nosotros ni siquiera pensamos en hacer lo que tan fácilmente hacen ustedes hoy: atacar comisarías (aunque cantábamos aquello de "quemar comisarías...").
Así pues, han ido más allá que nosotros, como ocurre siempre en la historia. Las condiciones son diferentes, por supuesto. En los ‘90 nos compraron con la excusa del éxito personal y algunos de nosotros nos lo tragamos. Ahora la gente no se cree este cuento de hadas. Sus hermanos mayores nos lo demostraron durante el movimiento estudiantil de 2006-07; ustedes ahora les escupen su cuento de hadas a la cara.
Todo bien hasta el momento
Ahora comienzan las buenas y difíciles cuestiones:
Para empezar, les decimos que lo que hemos aprendido de sus luchas y de nuestras derrotas (porque mientras el mundo no sea nuestro siempre seremos perdedores) y pueden usar lo que hemos aprendido como quieran:
- No se queden solos. Llámennos; llamen a tanta gente como sea posible. No sabemos cómo pueden hacerlo, ya encontrarán la manera. Ya han ocupado sus escuelas y nos dicen que la razón más importante es que no les gustan. Bien. Ya que las han ocupado, inviértanles el rol. Intercambien sus ocupaciones con otra gente. Dejen que sus escuelas sean el primer hogar para nuestras nuevas relaciones. Su arma más potente es nuestra división. Tal y como ustedes no temen atacar las comisarías porque están unidos, no teman llamarnos para cambiar nuestras vidas todos juntos.
- No escuchen a ninguna organización política (ni anarquista, ni ninguna). Hagan lo que necesiten. Confíen en la gente, no en esquemas e ideas abstractas. Confíen en sus relaciones directas con la gente. Confíen en sus amigos: hagan su lucha de cuanta más gente posible, su gente. No les escuchen cuando les digan que su lucha no tiene contenido político y que debería tenerlo. Su lucha es el contenido. Tan sólo tienen su lucha y está en sus manos asegurar su avance. Tan sólo ella puede cambiar su vida, a ustedes y las relaciones reales con sus compañeros.
- No teman actuar cuando se enfrenten a cosas nuevas. Cada uno de nosotros, ahora que nos hacemos mayores, tiene algo sembrado en su cerebro. Ustedes también, aunque sean jóvenes. No olviden la importancia de este hecho. En 1991, nos enfrentamos al olor de un nuevo mundo y, créannos, lo encontramos difícil. Habíamos aprendido que siempre debe haber límites. No teman la destrucción de mercancías. No se asusten ante los saqueos de tiendas. Lo hacemos porque es nuestro. Ustedes (como nosotros en el pasado) han sido criados para levantarse todas las mañanas con el fin de hacer cosas que más tarde no serán suyas. Recuperémoslas y compartámoslas. Tal y como hacemos con nuestros amigos y el amor.
Les pedimos disculpas por escribir esta carta tan rápidamente, pero lo hacemos al ritmo del trabajo, en secreto para evitar que se entere el jefe. Somos prisioneros en el trabajo, como ustedes en la escuela.
Ahora le mentiremos a nuestro jefe y dejaremos el trabajo: nos reuniremos con ustedes en Syntagma con piedras en las manos.

Proletarios

Traducido por
Klinamen.org
Versión en inglés extraída de libcom.org



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