domingo, 19 de abril de 2009


Mar del Plata: Violento desalojo de 54 familias

DyN.- La policía marplatense desalojó por la fuerza, con gases lacrimógenos y balas de goma, a 54 familias que se resistían a desocupar un predio desde hacía tres meses.
Decenas de efectivos arribaron esta tarde al cruce de Friuli y 49, en el barrio El Martillo, para concretar el procedimiento ordenado por la fiscal Graciela Trilli.
Fuentes policiales detallaron a DYN que un agente policial ordenó abandonar las viviendas por un altoparlante y los ocupantes -asistidos por miembros de la Red de Apoyo a las Familias Sin Techo, conformada por organizaciones sociales, estudiantiles, culturales y de derechos humanos-, comenzaron a “arrojar piedras y bombas molotov” contra los efectivos. La policía provincial respondió con balas de gomas y gases lacrimógenos.
Los efectivos detuvieron a varias personas, entre ellas al abogado patrocinante de los ocupantes, Juan Pablo Gelemur.
“Esto es demencial y este desalojo es violatorio de toda sentencia judicial, porque debe contemplar los derechos humanos y acá no vemos ni responsables de derechos humanos ni asistentes sociales”, sostuvo Gelemur en declaraciones a la prensa, mientras
era arrestado.

jueves, 16 de abril de 2009



Verdugos

“Es bueno saber que no hay sistema político mejor que la democracia”

Eduardo Luis Duhalde. Secretario de Derechos Humanos.
Clarín 24 de marzo.

Vivimos en un país libre
El rico tiene la libertad de ganar plata
El pobre es libre de buscar trabajo
Los patrones tienen la libertad de obtener beneficios
Los empleados tienen la libertad de encontrar una ocupación
Los propietarios son libres de vender sus bienes
Los poetas y los anarquistas tienen la libertad de telefonear y enviar sus cartas
Los servicios de seguridad tienen la libertad de abrirlas, interceptar y escuchar esas llamadas de teléfono
¡Vivimos en un país libre!
D.G.Poll Tax Blues N°2. 1989


Bajo el acusador prisma de los medios de información, el Poder configura el entramado social de las cuestiones de interés. No es un hecho aleatorio, por el contrario, responde a causas predefinidas y persigue determinados y específicos efectos con el fin supremo de crear, fomentar e instalar estereotipos ciudadanos. De esta forma, no sorprende que temas olvidados tiempo atrás resurjan como por arte de magia en el espectáculo mediático al que nos someten diariamente los mass media.
Y sostengo que nos someten, porque no visualizar que los medios son actores preponderantes en el construir social es negar su incidencia e importancia en la cotidianeidad. Con sus discursos aleccionan y moldean ese ente amorfo y superfluo denominado “opinión pública”, definiendo qué es lo noticiable, qué no lo es, taladrando una y otra vez con sus cánones ciudadanos y llenando de valores los estereotipos del buen vivir.
En las democracias, principalmente en las occidentales, hay tensiones inherentes al funcionamiento social que están difusas y en alerta constante. Tomando como referencia los argumentos de López Arango, podemos hacer propias las palabras de que “con la democracia se ha fortalecido aun más el principio jurídico del Estado. El obrero se transformó en ciudadano, lo que quiere decir que pasó a ser un engranaje “conciente” de la máquina estatal”
[1]. Teóricamente gobierna el pueblo a través de sus representantes, elegidos mediante el sufragio; sin embargo, es incontrastable que el poder, sus implicancias y los aspectos cruciales de la vida política y económica se dirimen en pocas manos privadas legitimadas por el poder económico y social. En este entroncado andamiaje, las instituciones ideológicas[2] cumplen un rol esencial, siendo los medios masivos una de esas instituciones.
Lo anteriormente sostenido viene a colación de la histérica realidad mediática que vivimos actualmente. La agenda setting de los medios se agita constantemente con temas de los más variados, sin embargo, algunos de ellos, por sus implicancias inmediatas perduran en el inconciente colectivo como una marca que prefigura miedos, ansiedades, acciones y maneras de relacionarse. Ejemplos para darle forma a esta hipótesis hay muchos, pero entre un sin fin de problemáticas creadas, el de la dicotomía seguridad/inseguridad es el que se lleva la mayor atención ya que los medios lo repiten incansablemente a lo largo del día. Los policías del “cuarto poder”
[3] llenan las pantallas televisivas con un bombardeo sistemático de imágenes alusivas: marchas ciudadanas, tiroteos, corridas, patrulleros, ministros y presidentas; muertos, estadísticas, famosos y countries; villas miserias, jóvenes y paco. Todas imágenes y discursos desconectados entre sí, pero que por un trabajo minucioso de edición conforman un cóctel explosivo que no deja lugar a dudas al momento de establecer “buenos” y “malos”, al mejor estilo de Hollywood. De ahí que muchas frases sean aceptadas natural y acríticamente, sin dilucidar el peligro que conlleva su utilización en el día a día. Es común leer en los diarios, o escuchar en los noticieros televisivos o radiales frases como: “zonas calientes”, “zonas liberadas”, “focos peligrosos”, “puntos conflictivos”, “fuerza disuasiva”, “víctimas inocentes”, “ciudadanos trabajadores”, “alarmante indefensión”, “a donde iremos a parar”, etc, etc.
Se pone el foco de atención en el hecho puntual y no en el origen del problema, se intenta justificar todo un accionar represivo “al servicio de la ciudadanía” en detrimento del ahogo y aislamiento social que miles de personas viven por el miedo de los ricos. Se amplifica y magnifica el efecto, ocultando la causa de dicha consecuencia. Se justifican leyes más represivas sin poner en tela de juicio el porqué de lo que sucede. En fin, se visualiza lo más espectacular e inmediato haciendo caso omiso de las desigualdades sociales, origen de todos los males.
Mientras tanto, la sociedad se va blindando, haciéndose eco de estos discursos y estereotipos de miedo. Y su actitud no es pasiva, al contrario, aparecen sus demandas y exigencias de seguridad, encarnada en sus personajes mediáticos; marionetas del Poder. Y por supuesto, las respuestas no se hacen esperar, ya que en esto sí los gobiernos son eficaces y eficientes, canalizando para sí el fruto del temor ciudadano.
Por eso mismo es que el gobernador bonaerense ha prometido un plan avalado nacionalmente para incorporar 900 nuevos gendarmes al patrullaje diario, fortaleciendo a esa fuerza que se encuentra en las calles bonaerenses desde 2003. Y para ello promete una inversión de 400 millones de pesos en armas, autos e instrucción para equipar y perfeccionar aun más a los 52 mil efectivos que la fuerza represiva de la provincia de Buenos Aires cuenta para avalar y hacer respetar las políticas socioeconómicas progresistas del gobierno bonaerense.
A nivel nacional, la realidad no dista mucho de la vivida en la provincia de Buenos Aires: ley antiterrorista, aumento de presupuesto en seguridad interna, incremento de efectivos policiales, endurecimiento judicial, programas nacionales de construcción de cárceles. Intimidación, control y represión. El papel asumido por el Estado es claro y preciso y escapa al análisis de cualquier estadística, por más que intente justificar su accionar en el reclamo mediático de mayor seguridad, término ambivalente y siempre sujeto a modificaciones e interpretaciones de acuerdo a donde apunte el interés en juego.
El punto de inflexión es la propiedad, o mejor dicho la osadía de algunos pocos de violar la sacrosanta propiedad privada. En la idea de perder los privilegios el discurso represivo se hace presente, y cualquier acción que imposibilite la ruptura del binomio artificial hombre-propiedad privada es bienvenida. El conflicto se materializa, y la represión y eliminación ciudadana, cuando no física, es la solución estatal al problema social de la desigualdad, aceptada moralmente por el “buen ciudadano”, despojado de su privilegio, como el “mal menor”.
“La propiedad es el robo”, sentenció Proudhon. Y no sólo hacemos propia esta idea sino que la extendemos: no sólo es el robo (materialidad social), sino que la propiedad privada como tal es una abstracción, una artificialidad, en fin, una mentira jurídica avalada históricamente por la idea relativa de posesión y uso. Idea relativa porque necesita imperiosamente de la legislación y de la fuerza represiva para hacerla valer, armas que le brinda el Estado, garante de la propiedad, del robo, de la desigualdad y de la diferencia social.

Inseguridad, realidad mediática, miedos ciudadanos… dilemas burgueses…
Propiedad, exclusión, desigualdad:
¡Verdugos!

Gastón.









[1] Doctrina, Tácticas y Fines del Movimiento Obrero. Emilio López Arango. Ideario, ACAT, Buenos Aires, 1942.
[2] Concepto utilizado por el lingüista Chomsky Noam
[3] Así se autodenominan los periodistas y opinólogos

lunes, 13 de abril de 2009

LA AUSENTE CONCIENCIA DEL CINE
El otro día vi una película del director Werner Herzog que se llamaba ¨rescate al amanecer¨. Se trata sobre un alemán que quiere ser aviador y cuando viaja a Estados unidos este país le da la posibilidad de serlo (que iban a hacer los yanquis sino darle a alguien la oportunidad de integrar su ejército) sintiéndose eternamente agradecido. La cuestión es que, apenas integra el ejército, a una misión secreta. Esta misión consiste en bombardear un país vecino a Vietnam, que es Laos. Ya en el aire el tipo (no me pregunten como se llama) tira un par de maniobras, un par de bombitas y lo bajan. Al caer lo capturan los nativos del lugar, como era de esperar, le hacen de todo, lo atan de los pies a un caballo que va a los palos, lo cuelgan de un poste con un hormiguero atado en la cara, lo meten en un pozo y demás. Lo que llama la atención es que antes de todo estos momentos torturantes, le quieren hacer firmar un papel (para evitar o alivianar todo lo que describí anteriormente) donde dice que su gobierno es corrupto y genocida, lo cual era cierto, pero como ya había dicho, el aviador iba a defender a muerte a un país que le había dado la oportunidad de ser lo que era.
Lo más triste de la película, que a todos les parece indiscutiblemente asombroso y digno de contar, es el porque de la obsesión de ser aviador; cuando era chico vivía en un pequeño pueblo de Alemania, estaban en guerra y estaban por bombardear Berlín, como en esa ciudad había niebla descargan todo el arsenal en el pueblo de él. Lo que le impacta es que en un momento dado un avión va derecho a él (ubicarse en el contexto histórico-tecnológico) y puede ver cara a cara al que lo maneja, tenía las gafas en la frente y la cúpula levantada.
Si bien este hecho es evidentemente de película, lo menos que tendría que querer ser de grande es justamente eso, alguien que mata inconscientemente, alguien que mata por que al que tenía que matar estaba en el baño entonces matamos a otro y listo, ordenes superiores.
Sigue, lo meten en una choza-cárcel con otros prisioneros de guerra, que estaban de antes se entiende (no quisiera contar el final de la película pero sino no habría escrito), después de un par de intentos hace escapar a todos, aunque con el transcurso de la película uno podrá ver que el tipo es el único que se salva, se salva de la terrible selva, se salva de las balas enemigas, de las enfermedades, ayuda a otro como si fuera su hermano, en definitiva un verdadero héroe.
En Estados Unidos lo reciben como tal, todos confirman, es un héroe, Herzog, Bale, el espectador, todos. Pero, ¿como puede ser que ni por un segundo uno se ponga a pensar, se ubique en el tiempo, y recuerde el porque de su llegada a Laos ? El alemán-yanqui estaba bombardeando un pueblo (al igual que el aviador que él quiso ser) sin siquiera saber la razón, su ubicación en el mapa, ni si estaba bombardeando regimientos militares enemigos (la misión era secreta), almacenes de armamento peligroso, hospitales, escuelas. Recibe una orden y cumple, razón de ser del militar, ser un héroe, un prócer, lo demás no importa nada.

MIGUEL A. NEGRES