lunes, 13 de abril de 2009

LA AUSENTE CONCIENCIA DEL CINE
El otro día vi una película del director Werner Herzog que se llamaba ¨rescate al amanecer¨. Se trata sobre un alemán que quiere ser aviador y cuando viaja a Estados unidos este país le da la posibilidad de serlo (que iban a hacer los yanquis sino darle a alguien la oportunidad de integrar su ejército) sintiéndose eternamente agradecido. La cuestión es que, apenas integra el ejército, a una misión secreta. Esta misión consiste en bombardear un país vecino a Vietnam, que es Laos. Ya en el aire el tipo (no me pregunten como se llama) tira un par de maniobras, un par de bombitas y lo bajan. Al caer lo capturan los nativos del lugar, como era de esperar, le hacen de todo, lo atan de los pies a un caballo que va a los palos, lo cuelgan de un poste con un hormiguero atado en la cara, lo meten en un pozo y demás. Lo que llama la atención es que antes de todo estos momentos torturantes, le quieren hacer firmar un papel (para evitar o alivianar todo lo que describí anteriormente) donde dice que su gobierno es corrupto y genocida, lo cual era cierto, pero como ya había dicho, el aviador iba a defender a muerte a un país que le había dado la oportunidad de ser lo que era.
Lo más triste de la película, que a todos les parece indiscutiblemente asombroso y digno de contar, es el porque de la obsesión de ser aviador; cuando era chico vivía en un pequeño pueblo de Alemania, estaban en guerra y estaban por bombardear Berlín, como en esa ciudad había niebla descargan todo el arsenal en el pueblo de él. Lo que le impacta es que en un momento dado un avión va derecho a él (ubicarse en el contexto histórico-tecnológico) y puede ver cara a cara al que lo maneja, tenía las gafas en la frente y la cúpula levantada.
Si bien este hecho es evidentemente de película, lo menos que tendría que querer ser de grande es justamente eso, alguien que mata inconscientemente, alguien que mata por que al que tenía que matar estaba en el baño entonces matamos a otro y listo, ordenes superiores.
Sigue, lo meten en una choza-cárcel con otros prisioneros de guerra, que estaban de antes se entiende (no quisiera contar el final de la película pero sino no habría escrito), después de un par de intentos hace escapar a todos, aunque con el transcurso de la película uno podrá ver que el tipo es el único que se salva, se salva de la terrible selva, se salva de las balas enemigas, de las enfermedades, ayuda a otro como si fuera su hermano, en definitiva un verdadero héroe.
En Estados Unidos lo reciben como tal, todos confirman, es un héroe, Herzog, Bale, el espectador, todos. Pero, ¿como puede ser que ni por un segundo uno se ponga a pensar, se ubique en el tiempo, y recuerde el porque de su llegada a Laos ? El alemán-yanqui estaba bombardeando un pueblo (al igual que el aviador que él quiso ser) sin siquiera saber la razón, su ubicación en el mapa, ni si estaba bombardeando regimientos militares enemigos (la misión era secreta), almacenes de armamento peligroso, hospitales, escuelas. Recibe una orden y cumple, razón de ser del militar, ser un héroe, un prócer, lo demás no importa nada.

MIGUEL A. NEGRES

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